Mientras cruzaban esposados un área montañosa en las afueras del municipio de Apastepeque, en el paracentral departamento de San Vicente, ya fuera por el temor que infunde la cárcel o el que provocan las represalias por perder droga, a los pandilleros arrestados se les ocurrió hacer un trueque con sus captores.
“Por aquí hay unos enterrados” soltaron los detenidos a la patrulla de la Fuerza Especializada de Reacción de El Salvador (FES), creyendo que con la información proporcionada serían liberados por el equipo que, la tarde de este lunes, los conducía desde el caserío San Lázaro, del cantón San Pedro, donde la unidad élite rastreaba un escondrijo de pandillas, hacia la subdelegación policial, tras sorprenderlos en poder de casi un centenar de paquetes de marihuana que se disponían a comercializar.
Estin Benedicto Meléndez Hernández (18) alias Lobo, y Víctor Antonio Barahona (22) alias Edra, terroristas integrantes de una clica de la MS, apuntaron con la mirada hacia unos montículos de tierra que se perdían entre la alfombra de hojas secas, en medio de unos arbustos.
Los policías y los soldados se dirigieron al punto y efectivamente comprobaron que se trataba de dos improvisadas tumbas de las que sobresalían restos humanos. Al parecer se trata de dos hombres asesinados a principios de abril. Uno de ellos era un poblador del caserío que afirmaba que la pandilla “le valía”.
Esos detalles los proporcionaron los aprehendidos, lo cual solo vino a reforzar las causas de la detención por parte de las autoridades para que, posteriormente, las investigaciones confirmen su participación o no en este doble homicidio, el cual se acumularía al de tenencia y posesión de droga.
Las autoridades forenses, acompañadas de fiscales y policías, procederán en las próximas horas con la exhumación de los cuerpos.
“Por aquí hay unos enterrados” soltaron los detenidos a la patrulla de la Fuerza Especializada de Reacción de El Salvador (FES), creyendo que con la información proporcionada serían liberados por el equipo que, la tarde de este lunes, los conducía desde el caserío San Lázaro, del cantón San Pedro, donde la unidad élite rastreaba un escondrijo de pandillas, hacia la subdelegación policial, tras sorprenderlos en poder de casi un centenar de paquetes de marihuana que se disponían a comercializar.
Estin Benedicto Meléndez Hernández (18) alias Lobo, y Víctor Antonio Barahona (22) alias Edra, terroristas integrantes de una clica de la MS, apuntaron con la mirada hacia unos montículos de tierra que se perdían entre la alfombra de hojas secas, en medio de unos arbustos.
Los policías y los soldados se dirigieron al punto y efectivamente comprobaron que se trataba de dos improvisadas tumbas de las que sobresalían restos humanos. Al parecer se trata de dos hombres asesinados a principios de abril. Uno de ellos era un poblador del caserío que afirmaba que la pandilla “le valía”.
Esos detalles los proporcionaron los aprehendidos, lo cual solo vino a reforzar las causas de la detención por parte de las autoridades para que, posteriormente, las investigaciones confirmen su participación o no en este doble homicidio, el cual se acumularía al de tenencia y posesión de droga.
Las autoridades forenses, acompañadas de fiscales y policías, procederán en las próximas horas con la exhumación de los cuerpos.
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